martes, 4 de abril de 2023

Una de las desilusiones de esta época

Vivimos en una época de profundas desilusiones. Es muy cierto el lema punki: "nos han robado el futuro". Cada día más vamos hacia una sociedad profundamente desigualitaria, donde los derechos humanos esenciales solo los puede conquistar una parte de la población. Pero hay una desilusión que pasa desapercibida. Pocas veces señalada. Como la idea de una "sociedad del bienestar", esa configuración histórica de mediado del siglo xx, la socialización capitalista insiste y tiene una larga vida en el consenso consciente de la vida de enormes mayorías. Es lógico que se insista, que se piense, que solo el capitalismo de planificación indicativa, el neokeynesianismo, pueda brindar el acceso a los bienes "necesarios" de la sociedad de consumo. Pero en esta contemporaneidad constatamos que en el contexto actual de la globalización capitalista que explota paraisos laborales y fiscales esto no sucede, no logran los estados construir la integración social; las empresas se relocalizan en esos "paraisos", gran cantidad de países desinvierten en producción industrial y los capitales van a esas localizaciones. Solo le queda a los países que tienen recursos explotarlos a traves del extractivismo, sea agropecuario o minero. Pero este extractivismo no "derrama" capitales de inversión que promuevan posibilidades de consolidar una matriz productiva con mucha mano de obra. Como la consciencia del bienestar tal como la configuró la "sociedad de consumo" del siglo xx insiste, también es lógico que hoy tengan predicamento esas ideas canallas e insensatas de desregulación de los capitales. Y es lógico que asi avancen las ideas de derecha. Al paso, digamos: nada sucederá con la desregulación, no habrá reinversión en industrialización que de mano de obra. La reconfiguración del mundo del trabajo tiene una aceleración que solo integra a pocos, solo a algunos. Toda desregulación fortalecera el flujo de inversión financiera en permanente relocalización y fortalecimiento de algunos paraisos laborales donde sí hay industrias y producción; el resto del mundo seguirá penando y dependiendo de las "regalías" que pueda dejar el extractivismo. El triunfo casi total de la cooptación capitalista, llevado a cabo por el fetichismo de la mercancía, del tener, no solo insiste, forma parte de la conciencia común de la inmensa mayoría de la población. Pero sucede hoy, que la vida aspiracional que configuró el capitalismo de planificación indicativa por el contexto muy brevemente dicho, YA NO TIENE FUTURO. Por eso "no hay futuro", "nos robaron el futuro", como bien dicen los punkis. Pero la insistencia de esa consciencia explica el avance desenfrenado del pensamiento de derecha. Pero aquí venía a hablar de una desilusión, pocas veces, casi nunca, señalada. Quiero traer a la reflexión la desorientación del pensamiento de izquierda que sigue insistiendo en la mejora de las condiciones de vida social pero con el MODELO que construyó la sociedad keynesiana de consumo. Para ello sólo apuesta al "disciplinamiento" del capitalismo, casi solo insiste en la redistribución de subsidios estatales que lleva a cabo por el disciplinamiento impositivo del capital. Sabemos que eso no alcanza... A las desilusiones ideológicas mencionadas, se suma una que considero muy desalentadora para la cultura revolucionaria: el casi abandono por parte del pensamiento de izquierda de la idea del cambio revolucionario, de que otra socialización económica y política es posible; de que no se trata de construir una mejor sociedad dejando intacta la socialización actual. Es muy desesperanzador ver mucha izquierda que se autopercibe anticapitalista proponiendo programas de transición solo basados en el disciplinamiento del capital. Ver a muchas propuestas que se autollaman revolucionarias pero que en la practica tienen el "olor rancio" de la vieja socialdemocracia, cansada y a todas vistas fracasada.

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