lunes, 25 de enero de 2010

Desencializando la política.

En tiempos de revolución los cuerpos chocan con violencia, pura dinámica. Es el caso de la revolución civil inglesa del siglo XVII. No hay tiempo para metafísicas sútiles, conviene la dureza del materialismo, y del materialismo que viene andando con éxito. Y en eso andaba la cinética galileana demoliendo inerciales y esenciales aristotélicos. Al filósofo T. Hobbes no le gustaba mucho las sutilezas infinitas e indefinidas de multiplicidades ambiguas, pero sabía que la concepción esencialista siempre le daría letra a los ortodoxos reaccionarios frente a la nueva sociedad burguesa que venía abriéndose paso. ¿Qué hacer?
La nueva física le va a subsidiar al filósofo inglés algunas analogías para tramar un nuevo iusnaturalismo de corte, digamos, "cinético". Ya no más, dice Hobbes para entender la política, naturalezas (substancias) esenciales que puedan prescribir la buena política. Sólo praxis de cuerpos en movimiento. Es el poder-hacer del cuerpo lo básico del tráfico social visto. El poder-hacer como derecho natural. Toda una teoría cinética de los cuerpos en conflicto; porque la lucha se suscitará, no seamos ilusos remata Hobbes, mientras no la sofrene un poder trascendente organizador de la vida civil. Nada, entonces, de esencias corporales prescriptas por ortodoxias sapienciales que mal vean la ambición, la movilidad social y el emprendimiento. Mejor, diría Hobbes, una monarquía que instituya estos valores nuevos como las virtudes de la nueva etapa histórica.
Entonces, simplemente cuerpos en movimiento, jugados en el campo de lo civil, técnica y geométricamente organizado..., total los cuerpos rebeldes serán castigados. Pero nada de regulaciones señoriales invocando esencias de noblezas asimétricas, mejor el poder-hacer como igualdad teórica y como refundación del orden social. Manos a la obra, entonces, o mejor, pluma a la tinta... Leviatan revoluciona.
Si el movimiento dinámico de choque es propio de la naturaleza de los cuerpos desinhibidos, desenfadados, para qué prescripciones esenciales que repriman la voluntad de los cuerpos en su posición. Mejor libertad... de movimiento, sabemos que a la corta se desatará el conflicto, pero conviene que la voluntad de organización se desate aquí, instaurando el Pacto Social constitutivo -La voluntad que se ata antes es el hito de la ortodoxia estamental feudal. Nada de moral y topoi tradicional para concebir los cuerpos, mejor techné que le abra "cancha" a la clase que se las trae...
El de Hobbes es el paradigma teórico - político más económico, de menor alcance y bien a la altura de las conquistas de la ciencia de su tiempo. En el inglés los cuerpos son referentes cuantificables, lo infinito todavía es externo, cuerpos sólidos localizables, capaces de formar parte de los órganos del todo civil. Incipiente episteme ya moderna.

miércoles, 20 de enero de 2010

Incauto intringulis sobre la reducción referida.

El capitalismo cognitivo (postindustrial) necesita capturar el mayor número de trabajadores con una característica especial: algún nivel de formación y de conocimientos adquiridos para que su capacidad laboral contribuya decisivamente a la valoración del capital. Así, el cognitariado necesita ser "educado", para ello se requiere la "reconversión" de la forma-escuela para adaptarla, y para ello están las gestiones educativas actuales, que a veces sin saberlo hacen los deberes.
En esta transición periférica del capitalismo argentino y latinoamericano, no sólo postindustrial, también no-industrial, las gestiones educativas "andan a tientas", tratando por sobretodo, transitar los años de gestión sin sobresaltos. Pero algo tienen que hacer, no vaya a ser que se los juzgue de meros administradores. Y hacen!, siempre "desde arriba", y qué proponen: se hace necesario reconvertir las cajas curriculares escolares para acomodarlas, a qué, no se sabe muy bien, dicen a la formación de los sujetos críticos, aunque en realidad ponen en práctica resonancias de los nuevos modelos de gestión empresarial. E irrumpe lo flexible, la formación permanente, el aprender para saber aprender, etc., digamos, necesidades de este capitalismo en transición. Así, se inventan y se multiplican nuevos espacios curriculares desde arriba, sin los análisis críticos que se requerirían. Ni se les ocurre poner al sistema en estado deliberativo y crear las condiciones (de invernadero) para que, descentralizadamente, los colectivos educativos se pregunten por el dispositivo "escuela" y puedan cuestionarse (cosa que sucede asistemáticamente en los pasillos de las escuelas) por las líneas de reconversión que se pretenden "bajar" desde las gestiones educativas; y puedan preguntarse, en definitiva, si los nuevos "ritos pedagógicos" propuestos por el general intellect pedagógico son los elegidos autónomamente por los colectivos.
En el torbellino de una sociedad capturada por los "modos" de vida producidos por el modo de producción capitalista postindustrial y no-industrial, las gestiones educativas "andan tanteando", pretendiendo renovar "pactos pedagógicos" reconvirtiendo las propuestas educativas, y no deben saber qué hacer con eso, que entre nos, llamamos filosofía!!.
Les urge y se plantean con mucha ambigüedad por cierto: necesitamos aprendizajes útiles (dicen: significativos, pero bue, se entiende), para que los sujetos ¡consigan trabajo! Bien, están bien intencionados, se proponen la inclusión... al capitalismo!
Y siguen: necesitamos conciencias críticas..., ¿cómo ahora se trata de criticar al capitalismo?... Se preguntan: ¿dónde encontramos las recetas para educar la ciudadanía contrahegemónica? Ah!!, en esas nuevas corrientes epistemólógicas... Se dicen: necesitamos "conciencias críticas" y no tanto eros platónico, ni mucho menos de la ironía cínica o la desesperanza trágica. Y del "jardín", mucho gusto, ¿qué es eso? Che, y con la filosofía, ¿qué hacemos?, y bueno dejala por ahí entre la colección enciclopédica curricular, no vaya a ser que los profes pongan el grito en el cielo.
Conclusión: todos contentos. Habrá laburo para todos.
Mientras tanto... en Trulala... la escuela y el sistema eduactivo sigue al garete. ¿No será hora de decir: ¡sombrero sombreritus convierteme en super Hijitus!? Y a empezar a dar zurra a los bandiditus (aquí, cada uno, seleccione a su Neurus).