viernes, 2 de septiembre de 2011

La trama que entrampa.

Entonces: ¿cuál es la trama que entrampa a la sociedad argentina en el nacionalpopulismo? (Uno está tentado a escribirlo con "z" atento al fascismo de la Triple A y de montoneros, entre otras expresiones del peronismo) Preguntémonos: ¿cómo se consolidó la trama de captura social nacional-católica corporativa, que capta energías rebeldes?; ¿Cómo se sostiene y se reformula, y parece el "eterno retorno" de un primitivismo premoderno, prepotente, preindividual?; ¿qué trama embrolla, entrampa, repliega, las potencias individuales, condenándoles a las impotencias del patronazgo que promueven los mitoides de la teología política "nacional y popular"?
Aquí, por ahora, sólo conjeturas, esbozos y "resistencia partisana". Es difícil la guerrilla semiótica, la trama tiene entramado vastos territorios teóricos y prácticos. Aparece en la cultura argentina, a veces insólitamente conviviendo y a veces generando crisis, profundas contradicciones entre hegemonías. Y esto es lógico que suceda. Lo triste es percibir que uno (y muchos) nada tiene que ver con ellas, que repudia a estas por ser expresión, modos de captura del Leviatán social y estatal. Por un lado, los famosos sectores oligárquicos, diversos, y a veces con intereses contrapuestos. Expresión, también, del "microfascismo" vernáculo. No es que sólo le interese exportar y, entonces, "la pucha" dicen los nacionalpopulares les cuesta agregar valor industrial a los productos argentinos. No, sólo le interesa, como es propio de todo sector del capital: maximizar beneficios. Y si eso lo puede hacer, más rápido, a través de las enormes riquezas agrícolas del país, lo hace por ahí. Si el máximo beneficio lo obtiene parasitando al Estado, "chupándole" subsidios y así tímidamente manufacturando producto, lo hace por ahí, en tanto oligopolice o monopolice "nichos" del mercado interno. El "relato" nacionalpopulista habla de la falta de "conciencia nacional" de estos sectores y por eso los presentan como enemigos oligarcas, en tanto no se convierten y asumen ese mitoide absurdo y contra-natura de "empresariado nacional". En el capitalismo, el capitalista maximiza beneficios y en su ecuación económica no entran acciones sociales con arreglo a valores morales o éticos, sino sólo la "ética" de la racionalización con arreglo a fines (Weber); y esto pasa acá, en la China o en Marte..., o mejor, en Pandora!!!
Por otro lado, el vasto "partido" de los creyentes, de los seguidores, de los acólitos, del mito que afirma que los argentinos, los latinoamericanos ¡¡"inventamos la pólvora"!! Que sostiene que la resistencia anticapitalista puede llevarse a cabo por una "reforma espiritual" del empresariado y sus siervos. Que lo que importa es construir un proyecto de país integrado, "sin exclusiones", sólo bastando con tímidas redistribuciones (clientelares) de la riqueza; sin cambios estructurales. Para ello, un "festival" de subsidios especialmente al empresariado campesino, citadino y financiero. Y un "festival" de la tristeza y la impotencia de aquellos captados por el clientelismo político. Estos "partidarios" construyen "la trama", y disponen de medios: económicos, pues manejan el estado y son como el "pulgón", casi inextinguibles, diría Nietzsche. Pero además, como una expresión de "cabotaje" del hombre unidimensional posfordista, están convencidos de que la "pólvora" la inventaron ellos, y repiten, en cada lugar y ocasión, el microfascismo teórico de su "cantinela".
Al mejor estilo patrimonialista de los órdenes de dominación política tradicional, usan lo público como dispositivos de captura de las individualidades; enseguidas subsumidas y seducidas por los mitos tribales de la identidad popular, del proyecto nacional..., etc. "Flatus vocis"
Y por algún lado, desertando, en las perifierias, como aquellos memoriosos de Bradbury, dedicados a almacenar en la memoria los libros prohibidos, están las micro-partisanías que aborrecen los espíritus de tribu, la captación de las potencias individuales y por todos los medios intentan "devenir revolucionariamente individuos".
Pero la trama está ahí, en la primera de cambio de atención, atrapa. Hay que estar alerta. Porque a veces los nacional y popular se disfrazan de socialdemócratas y son tipos encantadores. (Cuantos favores le ha hecho la socialdemocracia argentina al nacionalpopulismo telúrico)
Y así lo público, el estado, se propone el lugar desde donde edificar la "comunidad organizada"..., aunque haya "anos contra-natura por doquier"!!! Lo importante es seguir "chupando", "viviendo" de la trama; contener, clientelar, mesetear a los empobrecidos por la bestia del Leviatán del capital. Y seguir, construyendo mil y uno mitoides para entrampar a las conciencias débiles...
Sin embargo, los "nominalistas de izquierda" seguiremos en la resistencia.