miércoles, 21 de diciembre de 2011

La "insurgencia" se hace con "armas"

Parece cierto, así lo dice lo cuantitativo, algunos "científicos sociales" están de parabiénes con el gobierno K-peronista. Más inversión en investigación social, más "conicet" para lo filosófico-social. Claro, en tanto los investigadores "compren" los tópicos en boga y se subsuman en la dirección y para la justificación de la extensión del régimen simbólico nacional y popular. Y así circulan con potencia los tópicos comunes: "inclusión" social, lucha contrahegemónica nacional y popular, y toda la parafernalia estilistica y retórica del "relato" de la resignificación K.
Me viene a la memoria una cita que rescaté de un texto de R. Vaneigem, Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones; parrafito que dice: "Actualmente las gentes están invitadas a una gigantesca cacería de mitos y de tópicos, pero -no nos hagamos ilusiones- son enviados sin armas o, peor aún, con las armas de papel de la especulación pura, al pantano de las obligaciones..." (p.61)
Lindo textito, nos deja pensando.
Los agentes del campo nacional y popular invitan a resignificarlo, a reactualizarlo... y muchos marchan felices y convencidos a las "fauces" de esos mitos y tópicos (sin ver los "colmillos" que los desgarran); y son engullidos sin darse cuenta, ¿sin darse cuenta?
¿Son filósofos?, ¿son científicos? o más bien mercaderes del saber.
Un filósofo no sale "de cacería" (de mitos o tópicos del sentido común) sin armas. Tiene que ir bien pertrechado; claro, a veces uno comprende, cuando las vituallas escasean aparece la tentación del antro común. Las palabras resisten las "piruetas" eruditas.
Pero no se puede hacer guerrilla simbólica sin "conceptos de guerra", sin, incluso una efectiva, maquinaria de guerra.
La "resignificación nac&pop" es la trampa de la trama de la comunidad (organizada) corporativa argentina. Y no se puede enfrentarla sin armas, o dicho de otra manera, con los mismos significantes, o con la misma "resonancia" semántica. La insumisión simbólica requiere nuevos conceptos insumisos, nuevos significantes. Sólo así se puede desmontar la trama tejida por los "descubridores de zonceras".
Algunas armas: están ahí. Son las "zonceras libertarias", las "zonceras nominalistas", buenas y zafías armas contra aquellos mitos y tópicos que nos recluyen en la fatalidad de un supuesto "ser nacional".

viernes, 25 de noviembre de 2011

El relato kirchnerista con plazo fijo.

Ahora sí, el relato nac&pop tiene plazo fijo. A partir del 10 de diciembre de 2011, la Presidente Cristina Fernandez dispondrá de mayoría absoluta en ambas cámaras del poder legislativo. No habrá excusas. Con todo el poder de su abrumadora reelección, la señora presidenta podrá efectivizar la Reforma Financiera, la Reforma Tributaria, para transformar el esquema regresivo impositivo en uno progresivo. Tendrá el poder de hacer cumplir la Constitución Nacional, en especial el Art. 14 bis. Podrá realizar las transformaciones estructurales que el país necesita y que por lo demás expresan diariamente los diletantes nac&pop del gobierno.
Alguien diría: por fin el relato dispondrá de herramientas constitucionales para las transformaciones nacionales y populares.
Para no estar apurado (aunque llevan más de 8 años gobernando), esperemos otros 6 meses, el relato pasará de significantes, de flatus vocis a realidad material efectiva.
Además, la señora presidenta, cuenta con la trama corporativa sindical empresaria para convalidar en la sociedad civil las transformaciones que proponga la mayoría de la sociedad política.
Esperemos, son sólo 6 meses.
Veremos si el "relato" seguirá como "relato sin más", o bien el relato era un paso previo de fortalecimiento de la conciencia nacional, preparatorio del material: "proyecto nacional".
Tengamos fe... ¿Será así, sucedera esto? O más bien estaremos entrando en la fase final del relato kirchnerista.
Porque, me imagino, quién podrá seguir sosteniendo el "relato" si éste no se traduce en praxis concreta.
Bueno..., el peronismo da, en especial para sostenerse en el poder apelando al magmático imaginario forjado por la exitosa contraofensiva católica-corporativa del siglo XX (la trama de la que hablabamos), que vino a redefinir y a reconfigurar la estructura de clases de la sociedad argentina (clases populares obedientes a la estructura "señorial" heredada). Contraofensiva aquella, que configuró, además, una trama social y política con una estructura de partido policlasista y sindicalismo corporativo obediente. El peronismo es efectivo en la utilización e invención de un "primitivismo político a la Argentina"; sostenido y justificado por un imaginario que nos tiene agarrado de las "pelotas" y nos impide (nos (E)vita) construir una alternativa realmente democrática y libertaria.

viernes, 2 de septiembre de 2011

La trama que entrampa.

Entonces: ¿cuál es la trama que entrampa a la sociedad argentina en el nacionalpopulismo? (Uno está tentado a escribirlo con "z" atento al fascismo de la Triple A y de montoneros, entre otras expresiones del peronismo) Preguntémonos: ¿cómo se consolidó la trama de captura social nacional-católica corporativa, que capta energías rebeldes?; ¿Cómo se sostiene y se reformula, y parece el "eterno retorno" de un primitivismo premoderno, prepotente, preindividual?; ¿qué trama embrolla, entrampa, repliega, las potencias individuales, condenándoles a las impotencias del patronazgo que promueven los mitoides de la teología política "nacional y popular"?
Aquí, por ahora, sólo conjeturas, esbozos y "resistencia partisana". Es difícil la guerrilla semiótica, la trama tiene entramado vastos territorios teóricos y prácticos. Aparece en la cultura argentina, a veces insólitamente conviviendo y a veces generando crisis, profundas contradicciones entre hegemonías. Y esto es lógico que suceda. Lo triste es percibir que uno (y muchos) nada tiene que ver con ellas, que repudia a estas por ser expresión, modos de captura del Leviatán social y estatal. Por un lado, los famosos sectores oligárquicos, diversos, y a veces con intereses contrapuestos. Expresión, también, del "microfascismo" vernáculo. No es que sólo le interese exportar y, entonces, "la pucha" dicen los nacionalpopulares les cuesta agregar valor industrial a los productos argentinos. No, sólo le interesa, como es propio de todo sector del capital: maximizar beneficios. Y si eso lo puede hacer, más rápido, a través de las enormes riquezas agrícolas del país, lo hace por ahí. Si el máximo beneficio lo obtiene parasitando al Estado, "chupándole" subsidios y así tímidamente manufacturando producto, lo hace por ahí, en tanto oligopolice o monopolice "nichos" del mercado interno. El "relato" nacionalpopulista habla de la falta de "conciencia nacional" de estos sectores y por eso los presentan como enemigos oligarcas, en tanto no se convierten y asumen ese mitoide absurdo y contra-natura de "empresariado nacional". En el capitalismo, el capitalista maximiza beneficios y en su ecuación económica no entran acciones sociales con arreglo a valores morales o éticos, sino sólo la "ética" de la racionalización con arreglo a fines (Weber); y esto pasa acá, en la China o en Marte..., o mejor, en Pandora!!!
Por otro lado, el vasto "partido" de los creyentes, de los seguidores, de los acólitos, del mito que afirma que los argentinos, los latinoamericanos ¡¡"inventamos la pólvora"!! Que sostiene que la resistencia anticapitalista puede llevarse a cabo por una "reforma espiritual" del empresariado y sus siervos. Que lo que importa es construir un proyecto de país integrado, "sin exclusiones", sólo bastando con tímidas redistribuciones (clientelares) de la riqueza; sin cambios estructurales. Para ello, un "festival" de subsidios especialmente al empresariado campesino, citadino y financiero. Y un "festival" de la tristeza y la impotencia de aquellos captados por el clientelismo político. Estos "partidarios" construyen "la trama", y disponen de medios: económicos, pues manejan el estado y son como el "pulgón", casi inextinguibles, diría Nietzsche. Pero además, como una expresión de "cabotaje" del hombre unidimensional posfordista, están convencidos de que la "pólvora" la inventaron ellos, y repiten, en cada lugar y ocasión, el microfascismo teórico de su "cantinela".
Al mejor estilo patrimonialista de los órdenes de dominación política tradicional, usan lo público como dispositivos de captura de las individualidades; enseguidas subsumidas y seducidas por los mitos tribales de la identidad popular, del proyecto nacional..., etc. "Flatus vocis"
Y por algún lado, desertando, en las perifierias, como aquellos memoriosos de Bradbury, dedicados a almacenar en la memoria los libros prohibidos, están las micro-partisanías que aborrecen los espíritus de tribu, la captación de las potencias individuales y por todos los medios intentan "devenir revolucionariamente individuos".
Pero la trama está ahí, en la primera de cambio de atención, atrapa. Hay que estar alerta. Porque a veces los nacional y popular se disfrazan de socialdemócratas y son tipos encantadores. (Cuantos favores le ha hecho la socialdemocracia argentina al nacionalpopulismo telúrico)
Y así lo público, el estado, se propone el lugar desde donde edificar la "comunidad organizada"..., aunque haya "anos contra-natura por doquier"!!! Lo importante es seguir "chupando", "viviendo" de la trama; contener, clientelar, mesetear a los empobrecidos por la bestia del Leviatán del capital. Y seguir, construyendo mil y uno mitoides para entrampar a las conciencias débiles...
Sin embargo, los "nominalistas de izquierda" seguiremos en la resistencia.

lunes, 22 de agosto de 2011

Cristina, el poroto y la trama.

El triunfo de la presidenta Cristina Fernandez DE Kirchner ( el DE es importante para un/a peronista, para señalar pertenencia e indicar a quién se le debe lealtad) en la última consulta al padrón electoral (14.08.2011) ratifica, no tanto la continuidad del Poder del Estado, sino la confirmación del "estado del poder" en la Argentina. Por supuesto, es difícil intentar una exhaustiva "radiografía" del poder en el entramado social de la Argentina contemporánea. Pero es una tarea teórica necesaria. Ensayemos aproximaciones.
Foucault, Deleuze, Guatari y otros, han explicado que el Poder político no es una concentración en la que el Estado aparecería como el "único" ejecutante ético de valores que la sociedad promovería o padecería dialécticamente. Para ellos, el Estado, entre otras instituciones, es un dispositivo, una máquina que expresa de un modo temporal, el estado, la circulación, la fluidez de las formas intersubjetivas de ejercerse el poder. El Estado no es más que la expresión del modo hegemónico, dominante, en que se ejerce el poder en las relaciones sociales. ¿Y cuál es el modo común, que subsume otros, de circulación del poder en la Argentina?
Sin rodeos, el paternalismo populista ha calado hondo en las relaciones sociales de la sociedad argentina. Sin duda, el peronismo, sucedáneo de la ofensiva contrahegemónica católica iniciada a fines del siglo XIX contra la modernidad liberal, expresa del mejor modo el espíritu "argento" del bovarismo social. Aquel que deposita en una trascendencia el saldo de la impotencia propia, pura construcción imaginaria de la consciencia desgraciada cristiana. Saldo que se propone "pagar" a través de la sumisión a alguna otredad maquínica. En los tiempos premodernos era la Iglesia Oficial la encargada de la tarea; hoy, y en el caso concreto del giro corporativo del Estado Argentino, impreso en los últimos 70 años, se conformó un Estado "familiar", como "comunidad organizada" que sea capaz de contener la supuesta impotencia de los desfavorecidos. El peronismo es la mejor expresión de ese "bovarismo social", capaz de empuñar la maquinaria estatal con eficiencia; no tanto para forzar la regulación de la libertad predadora, sino para "mesetear" la pobreza, contenerla, "bajo el ala" de un estado paternalista. Ayer fue la Fundación Evita, hoy la supuesta "redistribución de la riqueza" en la forma de subsidios clientelares no transformativos, que sólo estimula el consumo de los fetiches del mercado; muy lejos de una efectiva transformación de las relaciones sociales con justicia social; por el contrario fortalecedores de la estructura social opresiva.
Gracias al "poroto", sojización demencial del espíritu del capitalismo agrario vernáculo, el Estado argentino logra una inmensa recaudación fiscal que luego convierte en subsidios a los grupos económicos, a la banca, entre otros grandes beneficiarios, y lleva adelante una redistribución "mesetaria" de la riqueza para sostener un mínimo consumo, que incluso fortalece a los mismos grupos económicos subsidiados por el otro lado. De un lado o del otro se contiene solo temporalmente la caída de la tasa del plusvalor de las grandes corporaciones económicas y se conserva la impotencia del acceso al consumo inmueble o potente de la mayoría de la población.
Mientras "la familia estatal" provea voy zafando, vamos zafando; sé, sabemos, que poco cambia; me cuesta, nos sigue costando, el acceso a la propiedad necesaria o al trabajo genuino; pero, ya vendrá, pienso, pensamos... un no sé qué. Entonces sigo, sigamos...; apuesto, apostemos a la "conservación" del gobierno; te acordás, nos acordamos, de la crisis en la que nos dejó el neoliberalismo que desmanteló el estado de bienestar argento-peronista anterior.
En los bordes del nihilismo actual y cercano, como intemperie permeable al microfascismo reaccionario; en la nostalgia de un estado de bienestar corporativo y protector, "evitista" o "evitador", que "(E)vita" otras relaciones sociales posibles; se sigue fortaleciendo con prácticas y con votos de "consulta" a un "estado paternalista del poder". Populismo, que muy católicamente se capilariza de abajo hacia arriba, y en el "arriba" del poder se condensa imaginariamente en el liderazgo paternal protector.
¿Quedará la socialdemocracia republicanista como alternativa a ésta trama social esbozada?. "Difícil que el chancho chifle"..., para que "chiflar" (cambiar prácticas, imaginar otras posibilidades), si el orden del patronazgo... de la granja nos convida migajas. Sobre si habrá "rebeliones en la granja"..., esperemos que por esta vez no sean los cerdos sus conductores.