(1) Mucha crítica filosófica, que podríamos llamar "apostólica", padece del "síndrome del decálogo". Todo actuar inmanente, de lo que podríamos llamar: horizonte epicúreo en diferencia, es despachado por irreverente, disolvente, ácrata; "pura dinamita" de los dispositivos heterónomos.
(2) Kant se espanta con el espinosismo. Si no hay estética "trascendental" ni dialéctica "trascendental", cómo podrán las acciones morales conservar su "autonomía" trascendental; se le viene abajo el "categórico imperativo", pues la ética inmanente, de la composición social de las pasiones, des-jerarquiza, des-centra, des-dignifica todo señorío... de la razón.
(3) La ontología como determinación universal y atemporal a quedado superada con Heidegger. Ahora nos compete hacer devenir una eticidad sin determinación.
(4) ¿Será el "espacio de lo posible" pura cooptación de los dispositivos heterónomos?
(5) Anaximándro parece intuir la contingencia, la temporalidad, la multiversidad deviniendo, pagando con indeterminación toda determinación de fundamento. Filósofos posteriores cooptados por el régimen platónico del absoluto "rey-razón", legitimado trasmundanamente, les aterra esa "dinamita subjuntiva".
(6) Spinoza propone: el univocismo inmanente de la substancia des-jerarquiza dignidades y dispositivos trascendentales. Es pensamiento subjuntivo sin imperativos, abierta política de autoafirmación y autoconstitución.
(7) La "composición" de la multitud en el campo práctico democrático salda, a través del práctico dispositivo de respeto a toda autodeterminación, la diferencia irreductible; eludiendo la integración trascendental.
(8) Muchas veces el UNO queda legitimado y deviene prácticas por medio de un "régimen conceptual" total, inhabilitante de nuevos conceptos, de nuevos pensamientos.
(9) Construir desde la ontología política de la inmanencia es un autoafirmarse de la vida "desde abajo", sin disposición para "ir arriba", no hay UN "arriba".
(10) ¿Por qué pedirle a un fragmento autoorganizado que se subsuma como instrumento de políticas totales?
(11) La ontología política de la inmanencia des-centra la pretensión de constituir un "sujeto central instrumental". Mucha política tradicional ha procurado la conformación de instrumentos mediadores de sujetos "hegemónicos".
(12) La invención del UNO como "operador organizador trascendental" ilusiona con la redención en tanto subordinación (religiosa o científica) al dispositivo imaginario legítimo: Dios, nación, clase, estado,...
(13) Sí, hay un sin sentido: el que los excluidos, los marginales del sistema, los del afuera que no entienden la dialéctica de un sujeto "instrumental" constituido para negar al dominante. ¿No están concienciados?, ¿de qué "conciencia"?
lunes, 23 de febrero de 2009
Fragmento filosófico-político. 1
(1)Irredención.
Hay redenciones trasmundanas y redenciones singulares temporales. Las primeras conducen la "esperanza" depositándola en un "destino absoluto y trascendente", denegando el aquí y ahora; subsumiendo la singularidad subjetiva en una alteridad trasmundana, en un más allá. La "redención" será total o no será, la espera está más allá de lo individual, en una "parusía" absoluta y total que ad-vendrá sólo al "fin de la historia"; de una historia a cumplirse según el diseño de un núcleo ético-mítico postulado, por una mediación magisterial, como la ortodoxia a seguir. Así, todo camino singular y contingente siempre queda referido a una historia universal cumpliéndose en el devenir del Proyecto Absoluto de la Providencia Absoluta. Las "redenciones no-absolutas" toman la historia en su inmanente singularidad; asumen el "factum" de lo contingente y procuran agenciar modos de vida felices temporales
La redención anidó tradicionalmente en las religiones y en sus sucedáneas filosofías, es su núcleo duro, sean de cualquier tipo; pero se expresa como "misión" proselitista y "eticidad a cumplir" sólo en las religiones y filosofías de tipo monoteísta. Estas religiones, en tanto dispositivos de control social trascendentes, despojan la existenciaria e inmanente "esperanza utópica" de cualquier hacer del ahora. El mundo "tiene remedio", la tragedia puede ser saldada, en tanto se sigan determinados pasos sagrados, en el aquí y ahora, en tanto se vaya tras la "huella" de los pasos del "más allá" afirmado por la mediación magisterial. Toda ortopraxis singular y diferente queda subsumida como imperfecta en tanto no se arregle a la ortodoxia.
Las redenciones no-absolutas y singulares en cambio son situadas e in-esperan lo uni-versal, se afirman en la inmanencia múltiple y diferenciada de la vida.
Hay redenciones trasmundanas y redenciones singulares temporales. Las primeras conducen la "esperanza" depositándola en un "destino absoluto y trascendente", denegando el aquí y ahora; subsumiendo la singularidad subjetiva en una alteridad trasmundana, en un más allá. La "redención" será total o no será, la espera está más allá de lo individual, en una "parusía" absoluta y total que ad-vendrá sólo al "fin de la historia"; de una historia a cumplirse según el diseño de un núcleo ético-mítico postulado, por una mediación magisterial, como la ortodoxia a seguir. Así, todo camino singular y contingente siempre queda referido a una historia universal cumpliéndose en el devenir del Proyecto Absoluto de la Providencia Absoluta. Las "redenciones no-absolutas" toman la historia en su inmanente singularidad; asumen el "factum" de lo contingente y procuran agenciar modos de vida felices temporales
La redención anidó tradicionalmente en las religiones y en sus sucedáneas filosofías, es su núcleo duro, sean de cualquier tipo; pero se expresa como "misión" proselitista y "eticidad a cumplir" sólo en las religiones y filosofías de tipo monoteísta. Estas religiones, en tanto dispositivos de control social trascendentes, despojan la existenciaria e inmanente "esperanza utópica" de cualquier hacer del ahora. El mundo "tiene remedio", la tragedia puede ser saldada, en tanto se sigan determinados pasos sagrados, en el aquí y ahora, en tanto se vaya tras la "huella" de los pasos del "más allá" afirmado por la mediación magisterial. Toda ortopraxis singular y diferente queda subsumida como imperfecta en tanto no se arregle a la ortodoxia.
Las redenciones no-absolutas y singulares en cambio son situadas e in-esperan lo uni-versal, se afirman en la inmanencia múltiple y diferenciada de la vida.
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